Cómo poner punto y final.

Ha sido buen padre, sí. Desde que le di un toque de atención, ya que durante los primeros seis meses de vida de nuestro peque, y, estando parado, pasaba más tiempo "haciendo nada" con sus amigos que con nosotros. Ahora está muy implicado en su paternidad, el niño lo adora, lo busca cuando no está y se lo pasa bomba con él.

Cómo marido, muy cuestionable. De cara a los demás, es atento, amable, trabajador, divertido, enrollado, vamos, un partidazo. Le he pillado, (siempre sin buscarlo), en varias ocasiones durante nuestra relación, criticándome cuándo habla con los suyos. Este hecho nunca lo ha aceptado y se ha defendido diciendo que yo le pongo nervioso y no me doy cuenta de las cosas que hago. Este es su argumento cada vez que discutimos o le reprocho, con un tono tranquilizador, que ha habido algo que no me ha gustado de su comportamiento. No sabe cómo decir las cosas muchas veces, y, delante de la gente, por la calle, si discutimos, se altera y me habla fatal, super borde y tenso. Deberíais de ver la cara de las personas que han pasado por al lado...de flipar, vamos.

Nunca pide perdón, ni por comentarios hirientes, ni por actos inmaduros. Vuelve a la mista causa justificante: que se pone de mal humor por cómo le hablo o contesto. Tengo que decir en mi defensa, que no soy una persona que grite ni que insulte, jamás, por muy enfadada que esté. Claro que hay veces que estás cansada, entre el trabajo, el peque y las cosas de casa, pues tienes menos paciencia, pero yo siempre me he disculpado y e intentado callar antes de explotar, o sacar la conversación más adelante, siempre sin éxito, porqué según él, nunca es buen momento para sacar un  tema delicado para hablar.

Siento que nunca puedo ser yo misma con él. Si hay algo que me molesta y me quedo callada, insiste en saber que es. Si se lo digo, se siente atacado y acabamos discutiendo.

Estas, entre otras tantas cosas que han ido sucediendo a lo largo de los años, me han ido generado desconfianza hacia él. No encuentro que sea un apoyo, ni un consuelo, por su parte sólo me siento cuestionada por cómo siento o pienso las cosas. 

He llegado al punto en que estoy totalmente convencida de esto: ya no estoy enamorada de él. Le tengo cariño porqué, es buena persona, tiene buenas intenciones, siempre se esfuerza, pero tiene un carácter que es muchas veces insoportable. Me genera mucha inestabilidad emocional y nervios, siempre corriendo de allí para acá, sin dejarse calmar con palabras o abrazos. 

En fin, que se el qué. Pero no sé cómo hacerlo. Me da mucha pena por nuestro peque, pero sé que cuanto antes, mejor. También tengo miedo de acabar siendo la mala de la película, la culpable de la ruptura de nuestra familia, pues así se que va a pintarme...

Os leo. Gracias a todas y disculpad por la parrafada!

Pienso lo mismo, wicka, motivos tengo tantos, el principal que no le quiero cómo mi pareja. El problema es que no me atrevo a cómo abordar la situación. Siento remordimientos, y a la vez me da tanta pena que hayamos llegado a este punto... porqué hemos pasado por muchas cosas juntos, pero está clarísimo. 

Si estás convencida, adelante.

cuesta aceptar que ya no amas a una persona con la que has pasado gran parte de tu vida y es el padre de tus hijos... y se buscan eufemismos.

Quiero aclarar que para mi, estar enamorado es amar a alguien, con sus luces y sombras, como dijo Irteacher. Y también creo que, cómo dice wicka, la idealización no es sinónimo de amor ni enamoramiento. Mi marido tiene cualidades muy buenas, pero tiene un carácter muy difícil de llevar, que complica muchísimo la convivencia, y eso que siempre acabo cediendo yo. Yo le he querido, y le sigo queriendo, pero me he dado cuenta es un querer que se ha establecido por todas las cosas que hemos vivido y compartido juntos a lo largo de los años, con lo que le quiero, sí, pero le quiero cómo a un buen amigo. Tengo claro que cómo pareja, somos totalmente incompatibles, pues tenemos que dejar de ser nosotros mismos muchas veces, para no entrar en conflicto el uno con el otro. 

Me siento muy identificada con las sensaciones que describes. De hecho, ha estado algún fin de semana fuera por trabajo, y no le he echado de menos, es más, me sentía más tranquila, más a gusto.  Creo que has sido muy valiente en tomar una decisión que me está costando horrores tomar. Lo de no ver al peque todos los días creo que es el motivo principal que hace que retrase lo inevitable. Pero como dices, se que él va a ser muy feliz mientras esté con su padre. Mejor que sus padres estén felices por separado, que infelices juntos, al fin y al cabo, es mejor que crezca en un entorno feliz, libre de tensiones.